Entrevista a Rodrigo Sierralta – ¿Qué es M-O?

Rodrigo Sierralta es cofundador de la empresa m-o junto a Cristóbal Camino. Mientras Cristóbal fue el ideólogo que vio en experiencias internacionales como la cooperativa francesa “C’est qui le Patron?!” un camino posible, Rodrigo asumió el desafío de convertir esa visión en realidad. Su rol ha sido hacerlo operativo: construir el modelo, superar barreras técnicas y comerciales, y llevarlo a un funcionamiento concreto.

En esta entrevista, Rodrigo comparte la esencia de m-o, sus orígenes, su impacto actual y hacia dónde se proyecta este puente entre artesanos del sur y consumidores que valoran lo auténtico:

Hola, muchas gracias por la invitación, M-O ya es un hecho: entró en operaciones hace más de tres semanas y ya hemos entregado muchas órdenes en óptimas condiciones a los consumidores finales. Me gustaría que hiciéramos esta entrevista como si fuera el 24 de enero de 2026. Ahí te puedo contar qué es y cómo nos ha ido».»

Qué invitación más interesante, veamos qué pasa: Rodrigo, últimamente te han preguntado mucho: ¿qué es M-O?

Sí, me lo han preguntado mucho, y algo que para mí ya es tan obvio me cuesta todavía muchísimo explicarlo de manera concreta y rápida. Para explicarlo, primero tengo que hablar de mis clientes. Ellos son artesanos que producen alimentos y fermentos de manera apasionada. Lo que los caracteriza es la emoción y el cuidado que imprimen en cada producto. Su propósito es elaborar su producto lo mejor posible, con autenticidad.

¿Qué ocurre con estos artesanos en la región de Los Ríos?

Su realidad es estacional. En verano viven su mejor momento de ventas, pero después la demanda cae fuerte: en junio o julio pueden estar vendiendo apenas un 20 o 30% de lo que vendían en temporada alta.

Y ahí entra M-O. ¿Cuál es el rol que cumplen?

Nuestro propósito es conectar esos productos con un mercado mucho más amplio, llevándolos tal cual fueron elaborados por los artesanos; en el caso de los fermentos, la cadena de frío es vital para preservar el punto exacto de detención de la fermentación determinado por el artesano. Lo hacemos a través de lo que llamamos sincronización colectiva: alineamos la logística, la promoción y la comercialización, haciendo que m-o sea más eficiente que lo que nuestros clientes pueden lograr por separado e incluso juntos.

Es importante aclarar también lo que no somos: no producimos el alimento, no lo vendemos y, sobre todo, no formamos parte de la cadena comercial tradicional. Nuestro rol es otro: coordinar, sincronizar y aligerar el proceso para que artesanos y consumidores se encuentren de la mejor forma posible.

Nuestra sostenibilidad depende de lo mismo que los artesanos: que se venda. No cobramos un costo fijo; todo nuestro ingreso es variable, ligado al volumen que logran colocar en el mercado. Asumimos los riesgos de la promoción, la logística y la distribución de última milla, pero nunca tocamos el producto: lo que llega al consumidor es exactamente lo que el artesano creó, y es con él con quien conversa directamente para agradecer, consultar o reclamar. La prueba más clara de ello es que es el artesano es quien efectúa la venta.

¿A qué te refieres con eso de ser más eficiente que los productores por separado e incluso juntos?, ¿no es un poco arrogante?, ¿es realmente posible?

Sí, porque esa eficiencia no surge de hacer lo mismo mejor, sino de que nuestros propósitos son distintos y complementarios. Los artesanos concentran su energía en elaborar el mejor producto posible, mientras que m-o se enfoca en hacer el proceso comercial y logístico lo más eficiente para esa producción unificada.

¿Qué impacto genera esa sincronización colectiva?

Lo primero es que permite que los consumidores accedan a un producto con un precio eficiente: un precio más liviano, que no está sobrecargado por todas las capas comerciales que normalmente se interponen entre el productor y el consumidor. Pero al mismo tiempo, ese precio nunca alcanza a reflejar el verdadero valor que el producto artesanal entrega en experiencia y en autenticidad. Y lo segundo es que asegura a los artesanos un flujo constante de ingresos durante todo el año, dándoles estabilidad y proyección.

Rodrigo, ya entendemos el origen y la esencia de M-O. ¿Cómo imaginas el futuro de este proyecto?

Cuando Cristóbal conoció la experiencia francesa de “C’est qui le Patron?!”, entendió que un modelo cooperativo podía transformar no solo la relación entre productores y consumidores, sino todo un ecosistema. Esa fue una gran inspiración para lo que hoy es m-o. En nuestro caso, lo veo evolucionando de la misma forma: partimos con los fermentos en septiembre, sumamos los quesos en octubre y la charcutería en noviembre. Queremos seguir ampliando hacia más productos, más artesanos y mayor alcance comercial.

¿Qué diferencia ves entre ese futuro y lo que existe hoy en el mercado?

Lo que proponemos es un comercio más eficiente y con menos cargas innecesarias. Comenzamos propiciando la venta directa al consumidor, luego entró el comercio mayorista: bares, restaurantes y otros espacios que valoran la autenticidad. Además, en nuestra obsesión por la eficiencia colectiva, hemos comenzado a aprovechar la “logística de retorno”, más como una metáfora: consolidar compras para los propios artesanos o entregarles servicios compartidos de tecnología y promoción.

Si tuvieras que resumir en una frase lo que es M-O, ¿cuál sería?

Diría que M-O es un puente que une a los artesanos del sur con consumidores y comercios que valoran lo auténtico, a través de un modelo colectivo que hace más eficiente todo el proceso.

Rodrigo, ¿y qué te llevó a ti, en lo personal, a embarcarte en este proyecto?

Ufff… Lo que me enganchó fue el sueño de Cristóbal: lograr los efectos de una cooperativa, pero sin los defectos de una cooperativa. Él le llama “Emperativa”: siempre inventa un término que explica un fenómeno mejor que cien palabras. Cristóbal es alguien cuya cabeza suele estar en otras dimensiones, y cuando logras acercarte a su órbita, sus ideas son tremendamente seductoras.

Una de sus inspiraciones fue la experiencia francesa “C’est qui le Patron?!”. Ese modelo no se trataba simplemente de pagar más por un producto, sino de pagar más por su origen: por ser francés, por asegurar independencia alimentaria en un país de altísimo consumo lácteo per cápita, y por ofrecer trazabilidad y frescura. En nuestro caso, el eje no está en pagar más, sino en que el consumidor se dé cuenta del valor real de los productos artesanales, entendiendo valor como la experiencia auténtica que entregan.

Muchas gracias Rodrigo por tu tiempo.

Gracias a ti. Ves que todavía no puedo contarte qué es M-O de manera concreta y rápida. Lo que pasa es que M-O se ha transformado en algo mucho más grande que Cristóbal y yo.